La fascitis plantar, como su sufijo indica”- itis”, resulta ser la inflamación de la fascia, en concreto de la banda gruesa de tejido fibroso conectivo que enlaza el talón (calcáneo) con los dedos del pie. Tiene como función principal absorber la energía de impacto al plantar el pie, de sujeción y protección del mismo.

Cuando esa banda sufre más tensión de lo normal es probable que sufra este tipo de patología.
Tenemos que tener en cuenta que los huesos del pie están dispuestos en dos arcos longitudinales, uno interno y otro lateral, y un tercero que se localiza en la parte anterior, transmitiendo fuerzas entre sí, adaptándose a los movimientos del pie (según en qué fase de la marcha estemos) o simplemente soportando nuestro peso cuando estamos de pie de forma estática.

Cuando todo está en orden, y las estructuras óseas, ligamentos y la musculatura adyacente principal actúan en constante equilibrio no deberían producirse lesiones, salvo por accidentes con consecuencias traumatológicas o alguna enfermedad (neurológica, metabólica) que revierta síntomas en los pies.
Por el contrario, si el pie sufre de alteraciones en lo que a sus estructuras se refiere, si por ejemplo sus arcos están elevados (pie cavo), o más caído (pie plano), si sus músculos no están realizando bien su función recayendo aún más trabajo sobre la fascia, ésta seguramente con el tiempo acabe deteriorándose e inflamándose (o viceversa)
PIE CAVO PIE PLANO
Se estima que una de cada 10 personas sufren de fascitis y es que, no es difícil sumar factores patológicos.
Como os decíamos, una musculatura en desequilibrio, en este caso un acortamiento de la musculatura en la cadena posterior (gemelos, soleo, tibial posterior, flexor plantar, isquiotibiales, etc) aumenta las posibilidades de sufrirla. Al hacer un repaso anatómico, recuerda que la fascia plantar estará conectada al tendón de Aquiles a través del calcáneo (y el tendón de Aquiles es el tendón común de gemelos y soleo)
Es muy típico en gente que usa calzado con excesivo tacón o en deportistas que tienen sobrecargada la musculatura de la pierna, por la tensión ejercida sobre sus inserciones en el pie. Si el calzado no es el adecuado, no te sujeta bien, si practicas deporte sobre superficies demasiado duras, si pisas de forma incorrecta o si tenemos sobrepeso también son factores influyentes
Su sintomatología principal, es DOLOR. Dolor que podríamos clasificarlo como punzante, como si tuvieras “cristalitos” en la planta, cercano al talón o en el mismo.
Si la has sufrido, seguro que te resulta familiar ese dolor incapacitante al levantarte de la cama, al querer dar el primer paso, y que por suerte parece que va desapareciendo según vas moviéndote. Lo malo, que una vez reposas, y quieres volver a caminar vuelve a molestar.
A no ser que sea muy avanzada, durante el ejercicio desaparece bastante, pero una vez te quedas frío, vuelve el dolor y seguramente de forma más intensa.
También si estás mucho rato de pie, puedes sentirlo y empeorarse.
Si más o menos podemos determinar qué está originando el problema, el tratamiento será más efectivo.
En Akine, contamos con INDIBA que actualmente cuenta con protocolos efectivos que están dando muy buenos resultados entre nuestros pacientes. Si bien, para los sufridores, la punción seca en determinados puntos gatillos también es un buen complemento. Por supuesto, la terapia manual y la liberación miofascial, estiramientos y ejercicios pautados por nosotros van a reducir los tiempos de la lesión.
¡Ojo! Muchas veces la fascitis se puede confundir con el espolón calcáneo. Una radiografía nos sirve como diagnóstico diferenciador porque se podría observar un saliente óseo en el caso del espolón. Al final, no deja de ser una consecuencia de tener la fascia mal y tensionada. Esa tensión constante mantenida provoca que crezca hueso en ese punto de anclaje.

Asi que, una razón más para cuidar de nuestros pies 🙂