Ya decíamos que los mareos son incómodos, pero ¿ qué nos decís de un dolor de cabeza constante?
Siempre descartando otras posibles causas, a veces el Nervio de Arnold es el causante de nuestro malestar, pero ¡ojo! él no se irrita porque sí, toda la musculatura adyacente es la culpable. Te contamos el porqué.
El nervio de Arnold, o nervio occipital mayor, que se encuentra a ambos lados de la nuca, se encarga de dar sensibilidad al cuero cabelludo y de dar funcionalidad a los músculos profundos de la nuca (occipitales). Como todo nervio, en su recorrido, puedo sufrir atrapamientos.

Este nervio (occipital mayor y menor) sale de la columna y sube hacia el cráneo; como ir en línea recta es un rollo, este nervio va ascendiendo dando vueltas entre los músculos de esa zona 😛
Todo está en orden hasta que se dé una tensión constante en los músculos del cuello, que congestionarán la zona y provocarán la lesión.
Si indagamos un poquito más sobre esto, te podremos decir que esta tensión mantenida en el tiempo crea unas “adherencias”, más tejido acumulado en las inserciones, y si este nuevo tejido envuelve al nervio, éste se quejará. ¡Y vaya si lo hace!
Siempre pensamos que el trapecio es el único músculo que tenemos cargado y nos molesta, pero no es así, hay otros músculos que incordian, pero al estar más profundos no dan la cara. Por ejemplo, si nos situamos en la nuca, en la línea occipital superior se insertan aparte de él, el semiespinoso de la cabeza, occipitofrontal, el esternocleidomastoideo y el esplenio de la cabeza. Un poquito más abajo, en la línea occipital inferior se insertan el oblicuo superior, recto menor posterior y recto mayor posterior.

Los pacientes que lo sufren describen un dolor punzante localizado en la nuca (izquierda o derecha), un dolor de cabeza normalmente hemicraneal (izquierdo o derecho) desde la nuca hasta la zona del ojo/ceja, dolor de pelo y en los casos más incapacitantes se les suma un adormecimiento de la zona inervada por él. El dolor empeora al girar la cabeza, al mover el cuello, incluso a veces se acompaña de nauseas, mareos, pitidos en los oídos y congestión nasal.
Como veis son varios los síntomas que nos puede ratificar que estamos ante esta neuralagia, pero es el traumatólogo, neurólogo (incluso vascular) quienes deben confirmarlo mediante los test específicos y correspondientes pruebas, ya que existen otro tipo de patologías o músculos (y sus correspondientes puntos gatillos) que pueden estar dando molestias por la zona. Son ellos quienes seguramente ya te hayan pautado antinflamatorios, relajantes musculares y otras medicinas. Incluso, si nada de eso sirve te recomendarán infiltraciones en la región muscular o bloquear al nervio mediante corticoides y anestésicos.
Por nuestra parte, desde la Fisioterapia podemos ayudarte a relajar la musculatura y a trabajar una correcta higiene postural, determinante junto al estrés en el acortamiento de los músculos que se insertan en el cuello.
Ya os contamos en otro post, ¡Oh-oh! MAREOS, cómo una situación de estrés afectará a determinados órganos y éstos, por las sustancias secretadas, se encargarán de sensibilizar otras partes del cuerpo.
Siempre insistimos en la corrección postural, y es que, entre otras cosas, pasamos muchas horas ante el ordenador: la espalda se encorva, la mirada necesita alzarse y entonces comienzan a contraerse todos esos músculos para conseguir nuestro objetivo: no acabar doblados y mirando al suelo.

Si esta base se trabaja, los músculos ya no partirán en desventaja y podrán hacer bien su función sin un estrés extra.
A partir de ahí será más fácil el tratamiento, descontracturar la zona mediante terapia manual, Indiba-Activ, tratar puntos gatillos con Punción Seca, estiramientos, técnicas de inhibición de los suboccipitales y movilizaciones varias.
Si todo esto te resulta familiar (esperemos que no) desde AKINE podemos ayudarte, procurando aplicar un tratamiento holístico en cada paciente.