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PROPIOCEPCIÓN

La propiocepción (propio-uno mismo y cepción-percibir) se denomina a la capacidad que tenemos para saber la posición “exacta” en la que se encuentran nuestras partes del cuerpo.

(Haz la prueba, sin mirar, imagina cómo crees que tienes los pies ahora mismo colocados. Ahora, ya sí te dejo mirar, comprueba si estabas en lo cierto)

Esta percepción corporal en una situación normal quizá no nos sea de mucha importancia, pero en un momento dado va a permitir al cerebro actuar proporcionando el control motor conveniente, y la estabilidad articular adecuada (según necesidad)

Toda esta información le llega a través de sus “controladores” y la procesa; algunos ayudantes son:

  • Los husos neuromusculares: se encuentran en el vientre muscular.
  • Receptores tendinosos de Golgi: en el propio tendón
  • Ruffini: en el tejido conectivo (¿recuerdas el tema de la fascia?)
  • Propioceptores vestibulares: sistema vestibular (oído)

El sistema propiceptivo tiene además como misión protegernos de las lesiones y defenderse en cuanto se produce un estrés articular.

¿De qué manera?

Reduciendo el tiempo de reacción y poniendo en marcha los mecanismos que permitan retomar la estabilidad articular.

Te ponemos un ejemplo: el típico esguince de tobillo.

«Vamos andando, de repente hay un bordillo que no vemos y el pie se “dobla” hacia dentro.»

De forma muy resumida:

Caso 1: mi sistema de propiocepción falla, los mecanismos de protección no han reaccionado a tiempo, así que mi tobillo sigue doblándose (porque es la inercia que llevaba) ¿Lo normal? El ligamento tiene tanto estrés que se elonga demasiado, o se parte, posible fisura/fractura huesos del pie, etc. LESIÓN.

Caso 2: tengo un sistema propioceptivo adecuado. Ante la mínima sensación en el cerebro de que ese tobillo no debería estar doblado, comienzan los mecanismo de reacción.

En este caso, los músculos peroneos se contraen fuerte para llevar al pie al movimiento contrario al que iba. Estabilizadores de tobillo buscan ese equilibrio articular de nuevo y continuo mi andadura. O incluso, si la fuerza desencadenante no es suficiente, puede reaccionar tirándonos al suelo aposta.

¿se puede trabajar sobre ello?

Sí. De hecho, sería conveniente aparte de tu rutina diaria de ejercicio físicos, ir introduciendo los ejercicios propioceptivos. Sin duda alguna tu sistema articular te lo agradecerá y facilitarás la prevención de lesiones.

En el desafortunado caso de que ya estés lesionado, el trabajo propioceptivo será de lo primero en lo que debas incidir.

Como en todo, el trabajo es progresivo, introducirás ejercicios más básicos hasta complicarlos.

Podrás trabajar con tu propio cuerpo o con ayuda de materiales complementarios: bosus, pelotas, platos, toallas, palos, ruedas…

Con el ejercicio terapéutico, te podremos guiar para prevenir lesiones y/o recuperarlas de la mejor forma.

¡A trabajar!