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HOMBRO-TENDINITIS SUPRAESPINOSO

El hombro es en sí un complejo articular, en el que se necesitan de varias articulaciones para su correcto funcionamiento. A nivel articular todos pensamos únicamente en la unión formada por húmero y omoplato (y es correcto), pero no podemos olvidarnos de la clavícula, ni del esternón, ni de la escápula y sus movimientos, ni de la propia columna vertebral, pues todos en cierta medida van a influir en que se produzca un rango óptimo de movimiento.

Centrándonos en la articulación grande, la glenohumeral, nos encontramos con una serie de músculos que junto al tipo de articulación que es (enartrosis, una bola (húmero) articulando con un cuenco (cavidad glenoidea de la escápula) van a ser los encargados de que el hombro tenga todos los movimientos posibles en el espacio: flexión, extensión, abducción(abrir), adducción (cerrar), rotaciones (interna-externa), siempre por supuesto, limitados por la cápsula, ligamentos y propios tendones.

El hecho de que tengamos tanta libertad de movimiento tiene su parte buena, pero no nos libramos de la parte mala si convivimos con desequilibrios musculares, una sobresolicitación constante de éstos, o porque anatómicamente algo falla.

Si algo de esto persiste, seguramente estemos llamados a sufrir una lesión; y si nos basamos en datos, probablemente tu manguito rotador se vea afectado. Ya que, según estudios, las lesiones del manguito rotador es la patología más frecuente que podemos encontrar en el hombro. Y si ya eres mujer y mayor de 50 años… ¡premio!

Y te preguntarás…¿Qué es el manguito rotador?

Foto tomada de Medline

Pues bien, se denomina así al conjunto de músculos y tendones que proporcionan estabilidad al hombro. El manguito rotador, en concreto, está formado por 5 músculos: el tendón del bíceps, y el supraespinoso, infraespinoso, redondo menor y subescapular (estos 4 últimos tienen su origen en la escápula) que van a insertarse en el húmero, más específicamente en troquín y troquíter. (No os liéis con el trocánter que éste está en la pierna :P)

Una de las lesiones típicas de ellos es la tendinitis del supraespinoso.

Este músculo como su nombre indica nace por encima de la espina de la escápula. Su tendón pasa por un surco delimitado por otra de las parte de la escápula (el acromion) y la cabeza(bola) del húmero, para insertarse en el troquiter. Por su posición anatómica, cuando se contraiga, va a ser el encargado (junto a otros) de que podamos separar el brazo (abrir, abducción, elevar)

El problema llega cuando el espacio del que hablábamos antes, por el que el tendón debe pasar, se ve comprometido. Y es que un conjunto de desequilibrios musculares puede llevar a colocar la cabeza del húmero en otra posición y con ello acarrear lesión.

Foto tomada de Traumatopedia

Nuestro músculo va a querer seguir haciendo su acción, pero al final mediante gestos repetitivos, con un espacio estrecho, con un roce con las estructuras delimitantes (hueso) va a conllevar inflamaciones del propio tendón, o de la bursa que lo protege (estrechando aún más el espacio por el que debería discurrir). Si todo esto se prolonga en el tiempo y sigue rozando, hasta es probable acabar en rotura.

Gran parte de esta lesión está ocasionada por una elevación mantenida del brazo. Por eso, gente deportista que repite ese gesto o trabajadores que sobreusan los brazos tienen más tendencia a lesionarse.

Te ponemos un ejemplo: esa posición que seguro a todos nos suena, de hombros adelantados y enroscados hacia dentro favoreciendo una chepa atrás (típica postura de trabajar con ordenador, estar sentado, mirar el móvil, etc) es el claro modelo de como indirectamente si se mantiene esa postura (la cabeza del húmero no está donde debería estar) y además muevo el brazo (más tensión) voy a hacer que el tendón roce una y otra vez con estructuras adyacentes. Personas que se dedican a la limpieza, o electricistas que tienen que subir el brazo para desempeñar su trabajo mantendrán una postura nada favorecedora para el tendón y el hombro en general.

Otro problema, del que no somos culpables, es nacer con el acromion con una forma de gancho que va a estrechar y atrapar aún más los tendones y la bursa. (Aquí existe la cirugía como alternativa para limar ese hueso sobrante y agrandar el espacio)

Y en otras ocasiones, todo el proceso puede desencadenarse tras una caída, traumatismo o un gesto forzado.

¿Cuáles son los signos y síntomas?

Sobretodo dolor al realizar el movimiento de elevación-abducción (abrir-separar-subir) del brazo. Este dolor se extiende por el lateral del hombro o en la propia articulación.

Nosotros, con un diagnóstico fisioterapéutico, podemos realizar una serie de pruebas en busca de un signo positivo que nos alerte de esta lesión.

Por supuesto, se necesitan de pruebas complementarias que ratifiquen el diagnóstico como pueden ser las radiografías, una ecografía o una resonancia, ya concluido por el profesional sanitario correspondiente.

¿Puedo hacer algo por evitarlo?

¡Claro! Descartando problemas anatómicos que lo imposibiliten, todo el trabajo compensador y estabilizador de hombro mediante el ejercicio terapéutico, junto a una postura correcta, trabajando así la higiene postural, va a disminuir las posibilidades esta lesión.

Sesiones de masajes y estiramientos para lograr el equilibrio muscular deseado también son necesarias.

¿Si ya estoy diagnosticado…?

Ponte en manos de tu fisioterapeuta para que te marque los objetivos mediante sesiones, INDIBA, ejercicio, y que junto al reposo relativo y algún antiinflamatorio podrán ir reduciendo la lesión e incluso rehabilitar la zona.